Hablamos con Marta Monina sobre la actualidad de la Encefalomielitis Equina

Marta Monina, veterinaria graduada de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Buenos Aires y la primera mujer en dedicarse a la clínica equina en Argentina, conversó con PrensaPolo sobre la Encefalomielitis Equina, el estado actual, la evolución y las medidas que se deben tomar para evitar que la enfermedad se siga propagando en el país.

¿Hace cuánto ejercés como veterinaria? ¿Dónde estudiaste? ¿Dónde trabajás actualmente?
Estudié en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Me gradué en 1975 y me he especializado en medicina equina, hace 49 años, desde 1969 que trabajo con caballos, mucho antes de recibirme, pues creía fundamental familiarizarme con el ambiente antes de tener el título. Ejerzo la profesión libre en la especialidad medicina equina hasta la fecha. Ejercí la docencia universitaria en la Cátedra de Clínicas de Animales Grandes de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata desde 1975 hasta 1985 y desde ese año hasta 2011 en la Cátedra de Semiología y Propedéutica de la FCV de la Universidad Nacional de La Pampa. Una vez jubilada de la docencia me dediqué exclusivamente al ejercicio de la profesión.

“Ser veterinario en esta especialidad te abre un mundo de experiencias nuevas todos los días, tanto buenas como malas. Es tan apasionante curar un enfermo, como mantenerlo o devolverlo a la pista y verlo competir a su mejor nivel. Quizás comprender que uno es un eslabón fundamental en el quehacer diario de la industria hípica, es la mayor satisfacción que se pueda sentir en esta profesión”.

¿Qué es la Encefalomielitis? ¿Cuál es el estado de situación en nuestro país?
El actual brote de encefalomielitis equina del Oeste (EEO) (existen otras encefalomielitis equinas como la del Este, la Venezolana, la del Oeste del Nilo, etc.) es una enfermedad viral en la que tanto el caballo como el hombre son huéspedes fortuitos y definitivos, lo que quiere decir que ninguno de ellos tiene la capacidad de propagar la enfermedad, pues la viremia (presencia de virus en sangre) se considera insuficiente para infectar a los mosquitos. Los mosquitos (Aedes albifasciatus principalmente) son los vectores transmisores del virus desde las aves -que son los reservorios-, al igual que pequeños roedores, serpientes, etc.
La EEO tiene dos ciclos principales:
Ciclo silvestre: enzoótico (de mantenimiento) en áreas geográficas definidas, donde el virus se mantiene entre los reservorios y el transmisor.
Ciclo de amplificación: que se produce cuando las condiciones climáticas permiten el movimiento de las aves con carga viral (migración, nidación, etc.) y de los mosquitos. (Debemos comprender el cambio climático que se produjo en nuestro país desde el fenómeno de “La Niña” con sequías de más de cuatro años al “del Niño”, con exceso de agua y condiciones de nidación en áreas que antes eran impensadas, más las de reproducción de los mosquitos. Estos cambios generan la capacidad de causar epidemias/epizootias significativas).

Ecología natural: los virus de la EEO (y de las otras encefalomielitis equinas) son mantenidos por la infección alterna ave/mosquito.

¿Qué medidas considerás que  se pueden implementar para que la enfermedad no se siga expandiendo?
La manera más eficaz de evitar la enfermedad en los equinos es seguir un plan de vacunación estricto. En 2005 por Resolución 617 la ex-Secretaría de Agricultura, Ganadería y pesca, declaró la vacunación obligatoria en todo el país contra EEE y EEO, pero en 2016 por Resolución Nº 521 del SENASA se quita la obligatoriedad de esta vacunación y conociendo nuestra idiosincrasia, la gran mayoría de nuestros caballos ya no estaban vacunados para noviembre 2023 (muy pocos seguimos haciéndolo) y como era de esperar el nivel de anticuerpos contra esta enfermedad, era prácticamente nulo en la población equina.

Respecto a las vacunas ¿Cuán relevantes son para enfrentar la enfermedad?
Las vacunas contra la encefalomielitis equina del Este y del Oeste (a virus muerto) son muy efectivas y en los países donde se las aplica estrictamente, la enfermedad ocurre en casos muy aislados, nunca como brotes epizoóticos como el actual en nuestro país.

¿Cuántas dosis se deben aplicar?
Generalmente los laboratorios sugieren (en épocas normales) una primera dosis, revacunar entre los 15 días y el mes de la primera y luego anualmente. En los potrillos (considerando que la yegua madre fue vacunada el mes previo al parto) la primera dosis a partir de los tres meses de vida y revacunar a los seis meses y a los nacidos de madres nunca vacunadas algunos colegas los vacunaron a los dos, tres, cuatro y seis meses de vida. Habrá que estudiar la curva de caída de anticuerpos para estimar si en esta oportunidad es conveniente revacunar antes del año (principalmente si la población de mosquitos sigue presente).

¿Cómo ha sido la evolución de la enfermedad desde el primer caso hasta el presente, considerando que en diciembre ingresaron los lotes de vacunas?
Para desencadenar una epidemia / epizootia es necesario:

  • Número adecuado y adyacente de animales reservorios.
  • Suficiente cantidad de virus virulento.
  • Huéspedes intermediarios infectados.
  • Insectos vectores (los mosquitos que trasmiten este virus pueden ‘picar’ tanto de noche como de día).
  • Poblaciones de equinos y humanos susceptibles (huéspedes terminales).
  • Todas estas condiciones se han cumplido para esta oportunidad.


La enfermedad es diagnosticada por laboratorio el 27 de noviembre de 2023 en casos de equinos neurológicos en Corrientes y norte de Santa Fe. A la fecha hay notificación de SENASA de 1240 brotes distribuidos en las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca y Salta.
En las poblaciones que fueron vacunadas, ya a partir de los 15 días de aplicada la primera dosis comenzó a notarse la disminución de casos. En los establecimientos que se vacunó regularmente –pese a lo no obligatoriedad- prácticamente no hubo casos).
Las condiciones climáticas actuales permiten el movimiento de las aves cada vez más al sur y al oeste (Aedes albifasciatus se presenta en todo el país), por ello los casos han ido avanzando por el resto del país, pero ahora la provisión de vacunas se ha ido normalizando.

¿Es peligrosa para la población humana? ¿Cuáles son los principales síntomas de la enfermedad?
El humano es menos susceptible que el equino a estos virus. El caballo no le transmite la enfermedad, son los mosquitos infectados con virus virulento los que la pueden transmitir. La afección suele ser leve presentándose con un estado febril, con mareos, escalofríos, dolor o rigidez de nuca, dolor retroocular, pero puede ir progresando hasta una encefalitis, que dependiendo de la virulencia de la variante del virus y del estado inmunitario y fisiológico del paciente, puede llegar a ser grave. Si una persona que se encuentra en un área de riesgo tiene síntomas compatibles con EEO, debe acudir a la consulta médica urgente. No hay una terapia específica ni vacunas para estos virus en humanos aunque es importante que de todas las encefalomielitis equinas la del Oeste suele ser la menos virulenta, con la menor tasa de mortalidad y morbilidad. Y es la que menos secuelas deja en el paciente.

¿Cuáles son los principales métodos de prevención?
En lo referente a la medicina equina la principal medida es la utilización de vacunas preventivas. Además, tanto para los equinos como para los humanos en áreas donde haya trasmisión del virus, tratar de mantener el pasto corto, evitar la acumulación de agua en recipientes o charcos y utilizar repelentes de insectos.
Si las personas van a realizar actividades al aire libre, deben ponerse repelente y usar ropa de manga larga con colores claros. En las casas hay que colocar telas mosquiteras y utilizar repelentes de mosquitos.

En tu opinión ¿cómo va a evolucionar la enfermedad?
En la medida que la población equina de todo el país esté inmunizada convenientemente, la enfermedad puede quedar relegada a casos esporádicos, para ello es necesario desarrollar programas de prevención (no sólo para esta enfermedad) y llevarlos a cabo. Concientizar a la población y no relajarse ante la disminución de casos. (En países como EEUU y Canadá, antes de que se desarrollaran las vacunas para esta enfermedad, los brotes se producían con regularidad y con morbi/mortalidad elevada, desde la vacunación regular, hace más de 20 años que no se presentan casos de EEO). La experiencia de esta epizootia en nuestro país puede servir para que aprendamos a ser previsores.

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