JENNY LUTTRELL: “Los caballos de La Dolfina son increíbles y disfruté todos los que pude montar”

¡De Idaho al mundo! Jenny Luttrell es el corazón y el alma de Cotterell Polo, ubicado en Declo, Idaho, en los Estados Unidos. Oriunda de Salt Lake City, en Utah, se enamoró del polo cuando estudiaba en la Colorado State University; leía revistas de polo y lo veía por televisión, y no hubo vuelta atrás. (Por Alejandra Ocampo. Ph: Pablo Ramírez) El pasado febrero, Jenny hizo su segundo viaje a la Argentina, donde se instaló en Cañuelas, más exactamente en La Dolfina, con el objetivo de jugar la mayor cantidad de torneos posible, incluyendo la última Copa de Zafiro, uno de los certámenes más importantes de la temporada de primavera en el club de Adolfo Cambiaso, como también el reciente Polo Tour y algunos torneos de la temporada de otoño.

Al mismo tiempo que la pasaba muy bien jugando al polo en uno de los lugares más reconocidos del mundo, Jenny probaba los caballos con el objetivo de mejorar su lote en Idaho.

Antes de partir a su país para comenzar la temporada de primavera en su club, Jenny le concedió una extensa entrevista a Prensa Polo, en la que nos contó los pormenores de su agradable estadía en La Dolfina, compartiendo momentos nada menos que con Adolfo Cambiaso, y que es lo que viene para el futuro cercano.

¿Cuánto tiempo estuviste en Argentina?

Llegamos a Argentina el 1° de febrero.

¿Dónde estuviste viviendo y cómo fueron tus días en el país?

Bueno, alquilamos una casa en Cañuelas, a la vuelta de La Dolfina. El clima fue perfecto, pasé mucho tiempo andando a caballo, jugando al polo, disfrutando de asados y de la pileta. Toda la comunidad de la zona es muy agradable y uno se siente siempre bienvenido. Sí, disfruté mucho de mi estadía en Cañuelas.

Estuvimos viendo que Cotterell estuvo presente en todos los torneos en Cañuelas. ¿Te divertiste mucho?

Sí. El polo en Argentina siempre es divertido y competitivo. Especialmente disfruté de la llamada “temporada chica” ya que hay tiempo para relajarse y disfrutar luego de los partidos con otros equipos y patrones. Para jugar mucho polo tenés que estar muy organizado.

¿Cómo es la organización de Cotterell en Argentina?

Pasamos el último año organizándonos; haber jugado muchos torneos en Argentina durante los últimos años, ayudó mucho a organizar jugadores, petiseros, caballerizas. Gracias a Jejo Taranco y a toda la organización de La Dolfina, logré armar un buen lote de caballos que me hace sentir cómoda y competitiva.

¿Qué nos podés contar de las temporadas en tu club, en Idaho?

Madre Naturaleza nos ha bendecido con mucha nieve y rocío en este invierno, así que esperamos un verano increíble. Tenemos planeados seis torneos y además estamos hablando con sponsors para que vengan a visitarnos.

¿Esperás recibir a la misma gente que el año pasado?

Vamos a recibir a los mismos profesionales del año pasado, que son muy divertidos y trabajan mucho. Así que estamos muy contentos esperando muy buen polo, fiestas y recuerdos.

Todos los que van a Cotterel coinciden en decir que hay un gran ambiente en el club. ¿Qué significa para vos, como la anfitriona?

¡Me encanta escuchar que la gente disfruta de nuestra casa! Trabajamos muy duro para que todos se sientan cómodos y bienvenidos. Y queremos que todos vengan cada año.

¿Pudiste probar algún caballo de Adolfo Cambiaso o los clones? Si lo hiciste, ¿qué tal estuvo la experiencia?

La mayoría de los caballos que compré para mi lote en Argentina, son del programa de cría de La Dolfina. Los caballos son increíblemente buenos y los disfruté cada vez que tuve el placer de montarlos. No probé sus famosos clones, pero sí un par de hijas de esos clones.

¿Vas a agregar algunos de esos caballos a tu lote en Idaho?

Por ahora, no pienso mandar nada nuevo a Estados Unidos; compré seis caballos a La Dolfina hace un par de años, que andan bárbaro.

Saliendo un poco del polo, ¿qué nos podés contar de tu experiencia en Argentina?

La verdad que disfruto mucho estar en Argentina. Es un estilo de vida completamente diferente y honestamente, me costó un poco acostumbrarme. Por ejemplo, la mayoría de los restaurantes no abren antes de las 8 o 9 de la noche, ¡mientras que en Estados Unidos me voy a dormir temprano! (risas). La gente es muy amable, paciente y me ayuda mucho ¡especialmente con mi terrible español!

¿Qué es lo que más te atrae de la cultura de Argentina, y, quizás, llevarla a Estados Unidos?

Me encanta la vida más pacífica, tranquila, con las siestas, los momentos para el mate, las increíbles frutas y verduras; las panaderías con pan y postres frescos, ¡y por supuesto, los increíbles asados!

Y en cuanto a Estados Unidos, ¿qué es lo que más extrañaste de allá, luego de pasar varios meses en Argentina?

Lo que más extrañé fueron a mis perros. Tenemos perros algo viejitos, y no me pareció traerlos en un viaje tan largo, pensé que no iba a hacerles bien. Lo otro que extrañé fue el tema de las calles, la infraestructura ¡y que la mayoría de los conductores en Estados Unidos siguen las reglas de tránsito! (risas). Manejar en Argentina es una aventura, definitivamente, y una prueba de paciencia…

¿Para finalizar, hay planes para volver?

¡Absolutamente! Vamos a regresar en octubre para la temporada alta, y ya estamos pensando en el equipo que vamos a traer para el Polo Tour del año que viene.

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