Alexandra Saidac, una nómada a caballo

Alexandra Saidac en las redes se define como una “nómada a caballo”, pero es mucho más que eso: artista, activista y amante de los animales, en esta entrevista nos cuenta sobre su relación tan especial con los caballos, su vínculo con el polo y su filosofía de vida que la hace siempre valorar lo positivo y seguir hacia adelante. 

¿De dónde sos? ¿Dónde vivís?
Nací en Suecia. Cuando tenía 12 años empecé a viajar a Argentina para jugar al polo, hasta los 20 años. Pero a los 16 años me mudé a Sotogrande, España. Desde ese entonces me quedaba seis meses en España y los seis meses restantes los pasaba en Argentina. 

¿De qué origen es tu apellido?
Mi apellido es de origen rumano.

Si tuvieras que definirte, ¿cómo lo harías?
Me considero una persona super sociable. Me gusta mucho pasar tiempo con mis amigos. Aunque también necesito mucho tiempo sola con mis caballos. Soy 50% sociable y 50 % solitaria (dice entre risas). Me gusta pasar tiempo en el bosque con mis caballos y sin hablar con nadie. 

¿A qué te dedicas?
Ahora estoy trabajando con caballos salvajes para amansarlos. También ayudo a personas que no tienen buena relación con sus caballos. Además soy artista. Tengo una banda integrada por diez músicos llamada “Saie Saie”, cuyas canciones están en Spotify. Tocamos música soul y hacemos giras por Suecia. Antes vivía en Los Ángeles, donde trabajé con Universal haciendo música, pero siempre en paralelo trabajé con los caballos porque siempre están en mi corazón. 

Sos muy activa en Instagram, ¿con qué fin lo utilizas?
Me gusta enseñarle a la gente cómo conectar con los caballos. No es solamente montarlos como máquinas. Cuando jugaba al polo, siempre consideré más importante el caballo que el juego en sí. Lo que más me gusta es entenderlos y ayudarlos. Hay mucha gente que no entiende que tienen emociones y grandes corazones. Por eso en Instagram  intento transmitir eso. Además trabajo con marcas, para publicitar productos, pero sólo con las que están en línea con lo que yo soy y con lo que pienso.

¿Cómo surge tu relación con los caballos?
Desde chica que tuve una relación muy especial con los caballos. Siempre me gustaron aquellos que no eran tan tranquilos. Cuando me entendían y se tranquilizaban yo me sentía feliz. No sé porque soy así pero siempre tuve una buena relación con los caballos. Por eso creo que siempre me pareció más importante conectar con ellos y no tanto montarlos. De hecho, cuando jugaba al polo, me prestaban caballos medio locos y yo los tranquilizaba. También cuando viví en Los Ángeles noté que a los caballos salvajes los mataban para utilizar la tierra. Ahí trabajé junto con una organización que ayuda a los caballos salvajes. Asimismo, cuando regresé a Suecia, justo al lado de mi campo vive una mujer que importa caballos salvajes de Estados Unidos, entonces empecé a trabajar con los caballos salvajes de vuelta. Lo que más me gusta de los caballos salvajes es que aunque son difíciles de amansar, una vez que ganas la confianza, para mí, es lo más lindo del mundo. Además, una vez que están amansados se dejan montar y son los mejores caballos para transitar por el bosque y las montañas. 

¿Qué es lo que más te gusta de los caballos?
A mí los caballos me han ayudado un montón en mi vida porque como siempre viajaba sola por el polo, ellos han sido mi compañía. Yo jugaba en equipos de hombres y yo siempre era la más joven, por lo que no tenía muchos amigos y los caballos siempre fueron mi familia. 

¿Tu familia también juega al polo?
Mi abuelo jugaba al polo en Rumania. Un día cuando era muy chica encontré el  taco de mi abuelo en mi casa y mi papá me contó que mi abuelo había jugado al polo. Como soy un poco aventurera, decidí que quería jugar porque me encantaba la idea de montar super rápido y pegarle a una bocha a la vez. 

¿Cuántos caballos posees?
Actualmente, tengo 3 caballos: un caballo salvaje, un Pinto y un Rocky Mountain. Todos mis caballos me los han regalado, nunca pagué por un caballo. También, el año pasado cuidé 26 caballos salvajes y ahora tenemos 6  más. A los caballos salvajes hay que acercarse despacio y con tranquilidad porque sino se vuelven más locos. No es lo mismo que domar a un caballo normal. Hay que acercarse de a poco porque tienen miedo y no saben que los humanos son buenos porque por ejemplo a los caballos salvajes de Estados Unidos para sacarlos de la tierra los asustan con un helicóptero que vuela muy cerca de ellos para que se corran. En el proceso hay muchos caballos que se quiebran o se mueren. Esto es un conflicto en Estados Unidos que aunque haya una ley que los protege, el gobierno no toma las medidas necesarias. 

¿Cómo es un día habitual tuyo?
A la mañana me levanto, voy a ver a mis caballos, los monto y  domestico a los caballos. Todos mis caballos están juntos porque para mí no es bueno separarlos. Cuando un caballo salvaje está junto con los otros aprende más rápido porque ven la confianza que tengo con ellos. Además, por la tarde trabajó en la computadora, en mi música, y a veces hago giras por Suecia. 

¿Cuál fue tu vínculo con el mundo del polo?
Fue mi vida durante 8 años. Vivía por el polo y siempre esperaba la temporada de polo. Pero llegó un punto en el que necesitaba mejores caballos y además siempre quise hacer música. Entonces decidí dejar el polo, pero no mi relación con los caballos porque siempre fueron lo más importante para mí. 

En la actualidad, ¿cuál es tu principal actividad?
Ahora hago boxeo y hago gimnasio cuatro veces por semana. Me gusta mucho cuidar mi cuerpo. 

En las redes posteas frases motivacionales, ¿cuál dirías que es tu lema para la vida?
Una frase que me gusta mucho y que me ayudó un montón cuando estuve en una parte muy difícil de mi vida fue: “todo va a estar bien al final y si no está bien, no es el final”. Otra cosa que pienso cuando siento que todo es difícil es: “hasta ahora sobreviviste al 100% de todo lo que alguna vez te pareció difícil”. 

Por último, tu nombre en Instagram es @gypsyonahorse, ¿a qué se debe ese nombre?
Mi nombre se debe a que mi familia del lado de mi papá eran nómadas, no sabemos de dónde somos y también mi familia era gente de caballos que viajaba por toda Europa, por eso mi nombre significa “una nómada a caballo”. 

Fotos: Tom Kubik y Per Askergren 

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