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Es común escuchar decir que los argentinos “estamos en todos lados”, que donde sea que vayas, siempre va a haber alguien con un mate bajo el brazo y esa simpatía que los caracteriza. Para algunos, puede parecer mentira, pero nosotros estamos convencidos de que es real. Hoy, nos adentramos en un mano a mano con Ignacio “Nacho” Maldonado, un argentino suelto en Costa Rica, donde encontró lugar para desarrollar su profesión.
Nacido y criado en Córdoba Capital, Nacho, de 32 años, se desempeña como manager y profesor en Los Reyes Polo Club. Su vínculo con el polo comenzó en Argentina, desde su infancia y en el seno de su familia, pero los caminos de la vida lo llevaron hasta Costa Rica, el país que lo cautivó para ser su segundo hogar.
– ¿Qué fue lo que te llevó a decidir mudarte a Costa Rica? ¿Qué fue lo que te atrajo del país?
Empecé a jugar al polo por mi viejo, abogado que jugaba y comercializaba caballos. De chiquitos, empezamos a jugar con mi hermano mayor en Argentina. Yo estudiaba en la facultad, pero un día en 2016 me salió la oportunidad de venir a Costa Rica de piloto.
Me encantó el club y también su gente, me trataron excelente desde el primer día y, al ver que había oportunidades de crecimiento personal en el polo, empecé a apostar por Costa Rica como mi nuevo hogar. Mas allá de las playas y la parte turística conocida por todos, el buen trato de la gente en Costa Rica es algo que hay que destacar; hace todavía más atractivo al lugar.
– ¿Enfrentaste desafíos al mudarte? Y a pesar de ellos, ¿qué es lo que más disfrutás de residir en el país?
El mayor desafío creo que es el mismo para todos los que trabajamos en otro país: alejarse de la familia y los amigos. Por suerte, yo viajo con mi novia siempre. Mi hermano juega acá también y viene con su familia, además de que siempre hay visitas, y eso no es ningún problema.
Yo hago mi trabajo feliz, disfruto todos los días y las temporadas se me pasan volando. Se disfruta mucho la playa y los atardeceres, pero la parte turística no es algo de todos los días, vamos cuando el polo nos lo permite.
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– Sobre tu experiencia profesional: ¿Cómo es tu día a día?
En Costa Rica el día arranca temprano, ser manager del club implica tener ojos en todo. Las canchas, coordinar corte y riego, socios del club y jugadores, armado de prácticas, torneos, sponsors, pagos y demás. Todo lleva tiempo y siempre hay imprevistos, hay que estar y resolver día a día.
También trabajo para una cría de caballos de polo local, Heracos. Es un proyecto divino del que salen yeguas de polo bastante buenas año tras año.
Por último, pero no menos importante, las clases para fomentar el polo. Llevan tiempo y energía, y no hay que aflojarle, porque es el semillero que nos da jugadores año a año. Hay alumnos de todas las edades y me encanta ver su progreso. Creo que todas estas tareas me mantienen no sólo ocupado, sino también motivado. Lo disfruto mucho, aunque no deja de ser un trabajo.
– En cuanto al polo en Costa Rica: ¿Cómo describirías el nivel de juego y la organización en tu club?
La comunidad de polo en Costa Rica es chica, juegan alrededor de 30 personas. Hoy existen dos clubes, Los Reyes, que es un club de 33 accionistas, y Hacienda Santo Tomás, que es privado.
El polo no es muy popular, acá todavía lo perciben como inaccesible, pero lo estamos cambiando poco a poco. Creo que ese es un desafío importante. Costa Rica tiene mucha cultura ecuestre, pero el polo todavía lo ven como algo alejado y el desafío esta ahí, en acercar el polo a la gente y hacerlo crecer.
Cada año vienen tres o cuatro profesionales para subir el nivel y lograr un polo más movido. Además, hay que destacar que la gente del polo en Costa Rica está invirtiendo, no sólo en caballos para jugar, sino también en cría, trayendo sangre de Argentina. Habiendo más y mejores caballos es un poco mas fácil atraer jugadores nuevos y subir el nivel de los más experimentados.
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– ¿Se organizan torneos anuales importantes? ¿Es común que los equipos viajen a otros países cercanos para competir?
Tenemos dos torneos grandes por temporada, la Copa Presidente y el Abierto de Costa Rica. Además, intentamos que al menos un fin de semana al año venga un equipo de otro país a un match internacional. Ya vinieron de Perú, México y este año vienen de Paraguay.
En Francia la familia Gómez tiene un equipo con el nombre de Costa Rica, y además acá tenemos un representante de la familia Escobar, del club Santa Clara de Wellington. Algún año ha viajado un equipo de Costa Rica a Guatemala a competir y este año, Ronald Zürcher en su club privado, Santo Tomás, está impulsando una Copa de Embajadores con la FIP.
Además, empezamos a desarrollar el polo femenino. Las chicas vienen de todos lados a jugar y eso lo disfrutamos todos, nos hace crecer como club y nos da visibilidad.
– Desde tu experiencia, ¿qué crees que hace falta para que el polo siga creciendo en Costa Rica?
Para que el polo siga creciendo hay que seguir por el camino que ya venimos, hacer crecer la escuela, seguir mostrando el deporte para que todos lo conozcan y seguir invirtiendo en caballos para mejorar el nivel. Es un proceso largo, lleva esfuerzo, pero con constancia creo que vamos a seguir creciendo todos juntos.
– ¿Te ves estableciéndote a largo plazo en Costa Rica, o considerás otros destinos en el futuro?
Yo en Costa Rica estoy feliz, voy y vuelvo a Argentina estando prácticamente 6 meses en cada lugar. Mientras la gente del club siga contenta con mi trabajo, planeo quedarme acá y seguir tirando para adelante.
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Fotos cedidas por el jugador.