Su Majestad el Rey Carlos III, el Rey polista de Gran Bretaña

El próximo sábado 6 de mayo, será un día de júbilo y fiesta en toda Gran Bretaña. A poco de comenzar una nueva temporada de polo en Inglaterra, en la Abadía de Westminster, en Londres, se llevará a cabo la solemne ceremonia de coronación de Su Majestad el Rey Carlos III, quien, entre otras insignias, recibirá la imponente Corona de San Eduardo, que el Arzobispo de Canterbury coloque en su cabeza. (Por Alejandra Ocampos)

Sin dudas, es un evento histórico, no solo porque Gran Bretaña es el único país que aún mantiene la tradición de una coronación, la cual data desde hace 1.000 años, sino que será la primera en el país en 70 años, ya que la última fue la de la extraordinaria Reina Isabel II (el 2 de junio de 1953), quien falleció el pasado 8 de septiembre y que convirtió a su hijo mayor automáticamente en Rey, y a su esposa, Camilla, en Reina Consorte. Desde ese 8 de septiembre, día en el que toda Gran Bretaña lloró a su Reina (la segunda monarca más longeva de la historia después de nada menos que Luis XIV de Francia, el Rey Sol), Carlos ha demostrado ser un monarca nada convencional, que más allá de sus 74 años y de conservar respeto por las tradiciones, es también un hombre moderno, muy cercano a la gente y que siempre se destacó por su trabajo en beneficio de los más necesitados y la modernización de la monarquía.

Carlos nació el 14 de noviembre de 1948 como Carlos Felipe Arturo Jorge, hijo de la entonces Princesa Isabel y su marido, Felipe Duque de Edimburgo. En 1952, tras el fallecimiento de su abuelo, el Rey Jorge VI, su madre se convirtió en Reina con tan solo 25 años, y Carlos, de 4 años, pasó a ser el segundo en la línea de sucesión. Fue investido como Príncipe de Gales (título que se le otorga al heredero al trono de Gran Bretaña) en una ceremonia realizada en el Castillo de Caenarfon, en Gales, el 1 de julio de 1969, a los 20 años.

Pero vamos a detenernos en una faceta de la personalidad del Rey que muchos conocen: el jugador de polo. Siguiendo con la tradición de la familia real (inciada con Jorge V, bisabuelo de Carlos), Carlos III jugó al polo durante muchos años, ganó varios torneos importantes y llegó a los 3 goles de handicap, dos menos que su tío abuelo y mentor, Lord Louis Mountbatten (alias Uncle Dickie y según Carlos su abuelo honorario) y su padre, el Su Alteza Real Príncipe Felipe Duque de Edimburgo, fallecidos en 1979 y 2021, respectivamente. De ellos dos heredó su pasión por este deporte y por los caballos.

Carlos jugó su primer partido de polo a los 15 años, en Windsor Park, el equipo de su padre el que fuera tres veces ganador del British Open (1957, 1966 – formación que incluyó al inigualable Gonzalo Tanoira – y 1969). También participaba de partidos de polo en el equipo de la Universidad de Cambridge, donde cursaba sus estudios y al ingresar al servicio naval, lo hizo con el conjunto de la Royal Navy. Durante su etapa como “profesional”, sus equipos más destacados fueron Maple Leaf y Les Diables Bleus.

En tanto que sus obligaciones como Príncipe de Gales se lo permitían, Carlos solía jugar en Guards Polo Club, en Windsor Great Park, el club que su padre fundó el 26 de enero de 1955; también participaba de torneos en Cirencester Park Polo Club, en Gloucestershire, cerca de su finca de campo, Highgrove; y también Cowdray Park Polo Club, en Midhurst, West Sussex. Además de jugar en su país, tuvo oportunidad de hacerlo en menor medida en Australia, India, Estados Unidos, Francia, Brasil, Argentina, Kenia, Malta y Ghana. En Brasil, por ejemplo, donde estuvo en 1978, jugó con el equipo del Regimiento de Caballería de la Reina Isabel, venciendo al equipo del General Paiva Chaves.

Uno de sus jugadores favoritos – quizás su favorito – fue el legendario Carlos Gracida, quien le enseñó muchos secretos del polo, y posteriormente se convertiría en instructor de sus hijos. Por otro lado, el magnate de la música (ya fallecido), Bryan Morrison, creó en 1985 el Royal County of Berkshire Polo Club, el cual fue inaugurado por Carlos, quien no solo fue el miembro número 1 del club, sino que se instituyó el Prince of Wales Trophy en su honor, el clásico torneo que abre la temporada de 22 goles, el alto handicap británico.


“A fines de los 80, llegó a jugar con profesionales del alto handicap inglés. Yo llegué a competir con él en varias oportunidades. Era un jugador de mediano handicap para arriba, buena equitación, agresivo, de muy buena pegada a la bocha”,
recordó Eduardo Heguy, el Ruso, cuatro veces campeón en Palermo y uno de los mejores backs de la historia, en una entrevista hace unos años. Y agrega: “Dejó la competencia a principios de los 90, y se dedicó a obras de beneficencia; así que jugaba al polo en exhibiciones benéficas para recaudar dinero para sus fundaciones”.

Su mayor highlight entre los profesionales, llegó en 1986, cuando con su equipo, Les Diables Bleus, ganó la prestigiosa Queen’s Cup, uno de los torneos más importantes del mundo, el más relevante de Guards Polo Club y que fuera establecido en 1960 en honor a la Reina Isabel II, quien era la encargada de entregar los premios a los ganadores. En esa ocasión, el entonces Príncipe de Gales fue acompañado de Carlos Daniel Wildesnstein, Julian Hipwood y Robert Graham.

“Me tocó jugar con él en varias oportunidades; siempre jugó fuerte, con mucha pasión y hasta alta edad. Le habría encantado seguir, pero le pidieron que lo dejara por el riesgo de caídas”, comentó el Ruso Heguy. “Siempre fue una persona normal, simpático, y nada de protocolos. Dentro de la cancha disfrutaba mucho, porque arriba del caballo le gustaba que uno lo tratara de igual a igual”. Y agrega una anécdota: “Una vez, veníamos perdiendo; nos sentamos entre chukker y chukker y dijo, ‘No se hagan problemas, muchachos, si llegamos a perder échenme la culpa a mí, que yo ya estoy acostumbrado a cargar las culpas’.

Muchos recordarán el paso de Carlos por Argentina, una visita oficial realizada en marzo de 1999. Ni bien se enteró de la visita, José Santamarina, Capitán de Polo del Hurlingham Club, puso en marcha la idea que el Príncipe pudiera jugar un partido en el club. Via fax, se comunicó con la Embajada para enviar la invitación y cuando la misma llegó a Gran Bretaña, se activaron los motores. El entonces Príncipe de Gales solicitó un partido de cuatro chukkers, equipos de 20 goles y polistas sin tanto handicap, con el objetivo participar y no ser un mero observador. Via Brunei, se pusieron a disposición de Carlos caballos de los Heguy; cabe recordar que por entonces, Indios Chapaleufu II tenía como principal sponsor a Asprey, la reconocida joyería londinense que pertenecía al grupo familiar del Sultán de Brunei. Así, Carlos pidió jugar con los Heguy, en un partido benéfico, lo cual venía haciendo desde 1994, cuando dejó la alta competencia (vale notar que llegó a participar de varios encuentros a beneficio con sus dos hijos). Al aterrizar en Argentina, aquel 1999, Carlos tenía 2 goles de handicap.

El entonces Príncipe de Gales se dio el lujo de jugar un partido a beneficio en la cancha Lewis Lacey, la principal del legendario Hurlingham Club (finalmente se hizo a 5 chukkers), en un equipo de 25 goles de handicap, que incluyó al Capitán Mariano Cabanillas 4 y nada menos que a los primos Horacito y Eduardo Heguy, por entonces con 9 y 10 goles, respectivamente. El equipo del actual monarca le ganó por 9 a 7 a su rival, Hurlingham, que integraban José Santamarina 5, Diego Araya 6, Santiago Araya 8 y Mariano Zimmermann 6 (valga aclarar que estamos hablando de los hándicaps que dichos jugadores tenían por aquel entonces). Un detalle: los jueces fueron Alejandro Lalor y el Coronel (RE) Hernán Risso Patrón. ¿Árbitro? Un tal Juancarlitos Harriott

Cuenta el Ruso: “Jugamos la Copa Príncipe de Gales en su honor, y yo lo invité, si le divertía, ir a taquear a la cancha 1 de Palermo a la mañana siguiente. Se le iluminaron los ojos; ‘Sería extraordinario, pero dejame ver si me dan permiso’, me respondió. Tenía que pedirlo, por protocolo, seguridad. Aunque uno piense que un Príncipe puede hacer lo que quiera, la realidad es que tiene obligaciones. Lamentablemente, perdió la oportunidad de lo que viene a ser como jugar un picadito en el Bernabeu o pelotear en Wimbledon.”

Luego de dejar la competencia profesional y dedicarse al polo solo por beneficencia, Carlos III ha sido encargado de presidir entregas de trofeos, sobre todo la histórica Coronation Cup, ocasiones en la que solía reemplazar a su padre en dicha tarea. La Coronation Cup, la cual fue instaurada en 1911 en conmemoración de la coronación de Jorge V, es un partido anual que se realiza en Guards Polo Club, en el que Inglaterra enfrenta a un país invitado. Si bien le tocó entregar el enorme trofeo a jugadores ingleses, de la talla de Luke Tomlinson o James Beim, también lo hizo con Adolfo Cambiaso y Facundo Pieres. En el 25° Aniversario de la Coronation Cup, Argentina no tuvo piedad con Inglaterra: 12-5. Con una enorme sonrisa, Carlos entregó el trofeo a Adolfo Cambiaso.

El 6 de mayo de 2023, como decíamos al principio, será un día histórico, inolvidable, para todo el Reino Unido; y por qué no, para el mundo también, si tenemos en cuenta que la Familia Real Británica es la más famosa de todas. Será la primera ceremonia de coronación en 70 años, la primera de un Rey en casi 90 años (el último fue Jorge VI, en 1937), y por cierto un Rey nada convencional, que se propuso durante toda su vida hacer de la monarquía un servicio para la gente. Y que además, fue un muy buen polista. ¡Dios Salve Al Rey… Polista!

Por Alejandra Ocampo.

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