Así como lo dice el título, la familia es sin dudas una de las partes más importantes en la carrera del polista profesional, ya sea esposa, marido, hijos, padres, hermanos o hasta amigos, quienes muchas veces son considerados familia. El apoyo y contención de estos es vital tanto en la derrota como en el éxito.
El polo, si bien es un deporte en conjunto, él o la polista se vale por si mismo para poder jugar en un buen nivel. Hay muchos factores que pueden influir más allá de las condiciones y talento propio. El calendario de las diferentes temporadas en distintas partes del mundo exigen viajes y estar lejos de casa.
En esta sección de prensapolo.com buscamos destacar lo importante del apoyo familiar, tanto en el éxitos como en las derrotas. Lo vital que es el acompañamiento de la familia para una buena organización, para estar enfocado y tener una correcta forma física, entre otros aspectos.
El turno en esta edición es para Mechi Venancio, esposa de Pablo Mac Donough uno de los grandes polistas argentinos con 10 goles y campeón del Abierto Argentino nada menos que en once oportunidades, entre tantos otros torneos de primer nivel en todo el mundo. Mechi, es madre de cuatro hijos junto a Pablo, Milo, Olivia, Rafa e Irenita y desde hace más de 15 años que comparten sus días. En esta charla, nos cuenta como es acompañar a un polista de alto hándicap, los desafíos al formar una familia entre tantos viajes, como se organizan y lo importante del apoyo familiar.
¿Dónde te criaste y qué vinculo con este deporte había en tu familia?
Nací en Buenos Aires, me crie en Capital Federal y los fines de semanas íbamos a Tortugas así que ese fue mi primer vínculo con el polo, pero no era de ir a ver los partidos.
¿Estudiaste alguna carrera o seguiste algún oficio?
Estudié en la UADE Relaciones Públicas, me recibí y trabajé en Rolex durante un tiempo.
¿Cómo conociste a Pablo? ¿En que etapa de tu vida y la de él? ¿Hace cuanto?
A Pablo lo conocí en septiembre del 2007 en una fiesta en Niceto Vega. Yo tenía 21 años, pronto a cumplir 22 y ya hace casi 16 años que estamos juntos. Desde ese día empezamos a salir, pero él se iba en enero a jugar a St. Moritz así que medio que hasta final de diciembre no sabíamos bien que iba a pasar con la relación. Finalmente, después lo fui a visitar a Estados Unidos y nos pusimos de novios.
Sabemos bien que la vida de los polistas profesionales consta de muchos viajes ¿Cómo fue adaptarse a ese estilo de vida de quizás no tener un lugar fijo durante el año? ¿Fue desde el principio que empezaste a viajar con él?
Estuvimos nada más que un año desde que nos conocimos hasta que decidimos casarnos. El primer año lo fui a visitar en Semana Santa a Estados Unidos y otra semana en Inglaterra porque estaba trabajando y no tenía tantas vacaciones. Y en diciembre de ese 2008 nos casamos por civil, al año siguiente volví a Estados Unidos y el 30 de abril de 2009 nos casamos por iglesia. Ahí arranqué a viajar con él todo el tiempo. En todos estos años casi siempre viajé con él, nos íbamos y volvíamos juntos. El primer año, el primer viaje a Inglaterra fue muy duro porque estaba acostumbrada a tener una vida social muy activa, me juntaba mucho con amigas y nos mudamos a Milkers, que es un pueblito donde cierra todo temprano, no conocía a mucha gente entonces estaba bastante sola y me costó. Esa primera etapa fue dura, después me empecé a acostumbrar y llegó un punto que hasta estando en Buenos Aires me daban ganas de viajar. Me acostumbré a estar moviéndome, ya no sé lo que sería estar un año entero en un lugar, creo que me aguarían ganas como de irme.
Llegan los hijos… ¿Cómo fueron las primeras etapas? ¿Seguías acompañándolo en sus viajes o preferías quedarte mientras el iba y venía?
En noviembre del 2010 nació Milo y bueno, ya la organización no fue tan fácil, en realidad sí, pero no era lo mismo viajar solos con dos valijas que empezar a llevar cochecito, huevito, practicuna y demás, pero la verdad que siempre mis cuatro hijos fueron bastantes buenos de chiquitos, dormían bien y eso me ayudó mucho, creo que en el mejor lugar donde se portan es en un avión así que el tema de los viajes nunca fue como algo que me parezca tedioso, sino, al revés, siempre fue bastante fácil moverme con ellos, se adaptan fácil. Siento que desde que nacieron hacen esta vida entonces están acostumbrados a esto, no saben lo que es quedarse quietos en un solo lugar. De mi parte, también me adapte a esta vida del polo, que implica viajar de un lugar a otro y la disfrutamos mucho, por momentos obviamente que me cuesta un poco más porque te perdes cosas como el casamiento de algunos primos o amigas, pero si pongo en la balanza siempre da positivo. Creo que todos estamos contentos y adaptados a esta vida que nos toca.
Ya cuando los hijos van creciendo, ¿Cómo es la adaptación de ellos a diferentes lugares? ¿Cómo se manejan con el tema colegio, viajes y amistades?
Creo que lo bueno que tiene la vida del polo y los viajes en general, es que viajamos en grupo, entonces los chicos tienen amigos que viajan con nosotros para todos lados. Y otra cosa linda que tiene, es que se genera como una familia, uno sabe que si llega a pasar algo tenés mucha gente al rededor que se puede confiar y esas cosas las vi cuando algunos polistas han tenido accidentes, la familia del polo es muy generosa. Saber que si bien uno no tiene a su familia al lado, tenes a gente en la cual confiar y te va a dar una mano si necesitar algo te deja tranquilo. Con el tema del colegio soy muy exigente, nosotros durante enero, febrero, marzo y abril estamos en Estados Unidos y a penas llegamos los mando a clases en un colegio público de Estados Unidos para que aprendan bien ingles y cuando arrancan las clases en Argentina, viajamos con una maestra, Anita Aldanondo, que es la tía de Josefina Aldanondo, la mujer de Juan Martin Nero. Para nosotros es muy importante, siento que me salvó en todo ese tema, ella es profesora y es como una tía para los chicos, la queremos mucho así que me resolvió ese problema que me tenía bastante preocupada. De hechos, muchas veces los chicos como que llegan adelantados porque obviamente no es lo mismo aprender con una profesora particular que con 25 compañeros más en la clase. Estudian todas las mañanas y tardes con Lorenzo Nero, entonces no están solos, tienen también eso de que tienen que aprender a respetar al otro cuando habla y demás, entonces por suerte ese tema lo tengo resulto. Pero es un tema que no es fácil, porque no quiero que lleguen atrasados con el colegio de Argentina y por otro lado me preocupaba el tema de la vuelta y la adaptación a una clase después de estar casi todo el año en clases particulares. Nosotros volvemos en septiembre, entonces ellos se tienen que adaptar a una clase que estuvo funcionando siete meses de una manera pero por suerte en todos estos años de ellos nunca tuvimos un problema. De hecho los compañeritos de Argentina siempre los reciben de la mejor manera, estoy muy agradecida con eso.
¿Tuviste que relegar algún proyecto personal en pos de acompañar a Pablo?
Cuando lo conocía Pablo me recibí en la facultad y tuve la suerte de conseguir un trabajo que para mí era como un sueño, terminé siendo gerente de área de relaciones publicas de Rolex con 22 años, era bastante increíble y la pasaba bárbaro. Sabía cuando lo conocí a Pablo que en algún momento si llegaba a decidir viajar con él o casarme iba a tener que dejar de trabajar ahí porque quería acompañarlo. Cuando decidimos casarnos, en su momento no me costó tanto dejarlo, pero sí a lo largo de estos años hubieron etapas en las que pensé y me dio un poco de lastima no haber podido desarrollar mi carrera laboral. Pero nuevamente, si pongo en la balanza es más lo positivo y lo volvería a hacer, volvería a poner en primer lugar a mí familia. Otra cosa que para mí era muy duro era el tema de mis abuelos, yo sabia que me iba en enero y volvía en septiembre y mis abuelos cada vez se ponían más grande, de hecho mi abuelo materno falleció cuando yo estaba en Dubai, una temporada que nos había tocado ir allá y me volví para el funeral y todo eso, por suerte pude hablar unos días antes de que partiera. Mi abuela tiene 96 años y para mí es como una ídola que tengo y cada vez que me voy, ir a saludarla, despedirme y no saber si la voy a volver a ver es algo que todavía me afecta mucho. Hablo bastante con ella, estamos en contacto y sabe que la adoro con todo mi alma.
Muchas veces los polistas salen temprano a la caballeriza y pasan gran parte de su día ahí. ¿Cómo son tus días en Argentina? ¿Y cuando estas afuera?
Cuando estamos afuera, los chicos estudian a la mañana y después que terminan vamos juntos a la caballeriza a tomar mates o a veces tienen prácticas de polo. También se juntan mucho con amigos, tienen otras actividades como fútbol o tenis. Si estamos en algún lugar con playa cerca nos vamos ahí a pasar un rato juntos. En Argentina, la caballeriza me queda al lado de mi casa entonces voy mucho más seguido, incluso cuando Pablo no está, me encanta estar ahí, tomamos mates con Luciano, Pato y los chicos que trabajan, comemos asados a la noche y lo disfrutamos. El día a día es similar, quizás en Argentina estoy más en la caballeriza.
Además de la familia ¿Tienen proyectos en conjunto? Ya sea dentro del polo o por fuera
Proyectos en común tenemos siempre, Pablo la verdad que me tiene muy en cuenta a la hora de tomar decisiones o por lo menos eso es lo que siento. Me hace parte de sus decisiones entonces eso me hace sentir que sus proyectos son proyectos que tenemos compartidos.
¿Mantenes tu círculo íntimo o con tantos viajes y movimientos has ido perdiendo esos afectos en el camino?
Cuando uno viaja algunas personas se van perdiendo en el camino, pero quizás no eran tan íntimos como uno pensaba, más que nada por la diaria. Pero las amigas de toda la vida y la familia no se pierde nunca, y cuando uno vuelve siente que nunca se fue, es como si los hubieses visto hace una semana.
Si bien el polo es un deporte en conjunto, muchas veces el éxito de la carrera de cada uno depende de si mismo. Imagino que debe ser muy importante contar con el apoyo de ustedes, para sostener y ayudar desde lo emocional ¿Cómo es eso de acompañar, sobre todo cuando las cosas no salen como se esperan?
Creo que de la derrota uno aprende más que del éxito, aunque obviamente el éxito es mucho más lindo y divertido. Pablo por más que le guste ganar, porque es muy competitivo, es una persona que sabe perder. No siento que eso afecte en la casa, es más, durante muchos años me afectaba más a mi que pierda de lo que le afectaba a él. Siempre hacíamos chistes con ese tema, decía que encima que perdía me tenia que ver a mi con cara larga. Siento que eso lo ayudaba a ser más competitivo, habría que preguntarle a él, pero creo que si le preguntas te contestaría que lo he acompañado siempre, no solo a la final del Abierto Palermo sino a todos los torneos que juega, no hay una distinción si uno es más importante que otro, me divierte acompañarlo, me gusta y no podría hacerlo de otra manera.
Alguna vez dijo Adolfo Cambiaso que él éxito no hubiese sido posible sin el apoyo de su mujer. Sin miedo a ser egocéntrica ¿Crees que es así? No solo por tu caso sino también en general como mujer que acompaña y que está en contacto con otras esposas que pueden estar en la misma o similar situación.
Si siento que ganó por mí no, pero si creo que en algo debo haber ayudado. Como decía, pienso y creo, porque no sé si él lo siente de esa manera, que lo acompaño mucho, estoy todo el tiempo tratando de ayudar a que sea su mejor versión. Sé que es muy competitivo por eso lo pincho para que de lo mejor de él. Eso que decía que a mí no me gustaba que pierda, creo que también lo ayudaba a ser más competitivo. Después, el talento que tiene, lo tiene porque nació así y trabajó para eso, en eso yo no lo puedo ayudar, pero sí trato de ayudar en lo máximo que puedo e intentar que esté en su mejor forma desde mi lugar. Cuando tiene un partido importante siempre le escribo o le mando fotos o le hago videos con personas que sé que le afectan con mensajes positivos, dándole aliento y fuerzas. En algún punto creo que la paso peor yo que él cuando tiene que jugar alguna final importante, él duerme y yo no. No sé si lo ayuda o no, pero quiero creer que sí.
En un deporte de riesgo como lo es polo, ¿Qué tan presente está el miedo en cada partido? ¿Se sufre más como madre fuera de la cancha cuando juegan los hijos?
Al principio, como no entendía mucho no me daba tanto miedo, con el correr del tiempo no sé si porque me puse más grande o que, pero me empezó a dar más miedo. Después hubo algunos accidentes que durante un tiempo iba a la cancha porque me daba miedo que pase algo y no estar ahí. Y ahora, justo esta temporada a Milo que tiene 12 años le tocó jugar de suplente dos chukkers en una copa 26 goles de la World Polo League y después Gilberto Sayao y Melissa Ganzi lo dejaron jugar un partido entero en una semifinal con Pablo de compañero, Gonzalito Pieres y Lucas James y casi que no pude respirar durante seis chukkers. Me daba miedo que le pase algo, me dio mucho miedo antes del partido pero cuando lo vi jugar me sorprendió que se mantuvo bastante alejado del peligro, entonces eso me tranquilizó y por otro lado me daba otro tipo de miedo, que él no se quede contento con lo que hace, me daba miedo que erre un gol y se quede triste o que le cobren un foul y se quede mal, es como que en realidad querés que se baje del caballo y que haya sido algo que no se lo va a olvidar nunca y por suerte cuando lo vi que terminó el partido, le vi la sonrisa más grande que creo tuvo desde que nació, así que fue una fiesta ese partido y nunca lo vamos a olvidar, fue espectacular.
¿Alguna anécdota divertida relacionada a viajes, polo y familia?
Una anécdota, es que el día que lo conocí a Pablo en una fiesta me pidió el número de teléfono y le dije que si lo quería que lo tenía que buscar, que yo no se lo iba a dar. Creo que como es tan competitivo, que eso lo hizo conseguir el teléfono por algún lado y llamarme.
Por Javier Genoni.
Fotos cedidas por Mechi.